El pimentón o páprika es un producto seco que se obtiene tras moler frutos seleccionados y desecados de diversas variedades rojas del género Capsicum. La principal variedad comercial es C. annuum. Durante todos los procesos a los cuales se somete, es imprescindible mantener los niveles de humedad bajos para prevenir la formación de ocratoxina A (OTA), clasificada como posible cancerígeno humano. La aplicación de técnicas de APPCC, junto con una correcta trazabilidad y registro durante las etapas de producción, son fundamentales para prevenir un elevado riesgo de altos niveles de OTA.
La ocratoxina A (OTA) es una micotoxina, es decir, un metabolito tóxico de origen fúngico que se produce cuando las condiciones de humedad, temperatura y presencia de nutrientes permiten el desarrollo de hongos Aspergillus y Penicilium. La posible contaminación durante el cultivo continúa estable en el almacenamiento y resiste a los procesos posteriores de transformación industrial. Aunque ya se había determinado con anterioridad un contenido máximo de OTA en diversos alimentos, en ocasiones, se detectaba un contenido elevado de este contaminante en especias, por lo que se ha fijado un límite máximo para evitar que los muy contaminados entren en la cadena alimentaria.
Tres pasos fundamentales
Antes de la cosecha, es fundamental aplicar fungicidas autorizados en áreas geográficas cuyo clima, húmedo y templado, potencie el desarrollo de micotoxinas, sobre todo durante la maduración del fruto. También se recomiendan los fungicidas de suelo y los productos fitosanitarios cuando las condiciones lo exijan. Esta medida pretende minimizar los daños en los frutos. Unas buenas prácticas agrícolas (eliminar maleza, óptima densidad de plantación, poda, limpieza y desinfección de herramientas) son de gran utilidad para minimizar el riesgo. Otras recomendaciones pasan por evitar abonos orgánicos no tratados, así como el riego por aspersión durante la floración. Por último, también se recomienda el uso de semillas desinfectadas y programar la recolección para la época seca.

Tras la cosecha, el pimiento se traslada de forma inmediata al secadero y se protege en todo momento de la lluvia o humedad excesiva. En caso de demora, debe mantenerse en un entorno fresco y seco. El proceso es el siguiente. Primero se lavan con agua clorada, se aclaran y se eliminan los pimientos con síntomas de infección por hongos, ya que de lo contrario podrían llegar a contaminar la partida entera. Tras este proceso, los pimientos se secan para disminuir su contenido en agua y conseguir un producto estable y de calidad. En función del clima de la zona productora, los frutos pueden secarse al sol o en secaderos de aire caliente. Esta última opción es la recomendada en climas de alta humedad y temperaturas suaves. En esta etapa, los factores de humedad y tiempo resultan vitales: 5 días o menos son eficaces para prevenir la acumulación de OTA en un rango de actividad del agua entre 0,8-0,95, límites establecidos de forma experimental, entre los cuales se desarrolla el hongo y éste produce OTA.
Evitar la humedad

El siguiente paso es el traslado a las instalaciones de molturación. El transporte debe seguir en todo momento los mismos principios de protección en cuanto a humedad y temperatura. Deben elegirse proveedores de transporte que garanticen las condiciones adecuadas. Un exceso de fluctuación térmica puede ocasionar la condensación de agua en el interior de los contenedores. El procesado, que debe realizarse lo antes posible, incluye la molturación del pimiento seco y su esterilización a 70ºC. Una vez enfriado, se empaqueta con un material que sirva de barrera a la humedad debido al carácter higroscópico del pimentón. Para evitar la proliferación de hongos, el contenido de humedad del producto final deberá estar entre un 5% y un 12%.