La hipertensión arterial es una enfermedad de la pared arterial, que se caracteriza por un aumento de su espesor con cambios en su estructura y aumento de la resistencia.
La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias. Cada vez que el corazón late, bombea sangre hacia las arterias. Su presión arterial estará al nivel más elevado al latir el corazón bombeando la sangre. A esto se le llama presión sistólica. Cuando el corazón está en reposo, entre un latido y otro, la presión sanguínea disminuye. A esto se le llama la presión diastólica.
En la lectura de la presión arterial se utilizan estos dos valores, las presiones sistólica y diastólica. Generalmente, se escriben uno arriba del otro o uno antes del otro. La lectura con valores de:
. 120/80 o menos son normales
. 140/90 o más indican hipertensión arterial
. Entre 120 y 139 para el número más elevado, o entre 80 y 89 para el número más bajo es pre hipertensión
La hipertensión arterial no suele tener síntomas, pero puede causar problemas serios tales como derrames cerebrales, insuficiencia cardiaca, infarto e insuficiencia renal. Usted mismo puede controlar la presión arterial mediante hábitos de vida saludables y, de ser necesario, medicamentos.
La hipertensión es la causa principal de muerte prematura en el mundo y la segunda causa de discapacidad por enfermedades cardiovasculares y cerebro vasculares: el 62% de los ACV y el 49% de las enfermedades coronarias se producen por este motivo.
La hipertensión es la consecuencia directa o indirecta de un conjunto de hábitos no saludables: mala alimentación (escaso consumo de frutas y verduras y excesivo consumo de sal, grasas, hidratos de carbono y alcohol), sedentarismo y sobrepeso/obesidad. Todos estos factores de riesgo son a su vez más frecuentes en las poblaciones con menores ingresos, lo cual perpetúa el círculo vicioso de la pobreza, siendo estos mismos sectores los que luego tienen un menor acceso al sistema de salud y quienes más sufren la mortalidad y discapacidad por enfermedades cardio y cerebro vasculares.
Dentro de los hábitos no saludables, uno de los más preponderantes es el consumo excesivo de sal. Según el Ministerio de Salud de la Nación, en Argentina se consume, en promedio, 12 gramos de sal por día, cuando lo recomendado por la OMS son 5 gramos. El 70% de la sal que se consume a diario proviene de los alimentos industrializados (envasados en general, enlatados, congelados, panificados, entre otros); se trata de la sal que se incorpora durante el mismo proceso de elaboración.
Las medidas para disminuir el consumo de sal, como la regulación del contenido de sal en alimentos procesados, las regulaciones en materia de publicidad de alimentos, la optimización del rotulado y las campañas de concientización, reducen los casos de hipertensión, por lo tanto, bajan el porcentaje de enfermedades y muertes y mejoran la calidad de vida de todas las personas.